Una encuesta de Verian muestra que el 71% de las familias consideró el coste elevado de las estancias urbanas como la principal barrera, seguido del 61% que expresó miedo a que sus hijos molestaran a otros huéspedes y del 56% que percibió menor tolerancia hacia los niños. El 45% señaló la falta de alojamientos adaptados y el 38% la escasez de actividades infantiles.
Airbnb constata que en Ámsterdam, las restricciones al alquiler de corta duración redujeron un 54% los alquileres y encarecieron un 50% los precios hoteleros, y solo el 20% de los visitantes fueron familias. En Barcelona, los alquileres turísticos bajaron un 24% y los precios de hotel subieron un 35%, con apenas un 15% de visitantes familiares, según informa la plataforma.
La directora de Políticas Públicas para EMEA de Airbnb, Juliette Langlais, comentó: "Las restricciones a los alquileres de corta duración en las grandes ciudades impidieron que muchas familias pudieran permitirse los viajes que deseaban, ya que no podían afrontar los precios de los hoteles o el coste de varias habitaciones".
En España, el 85% de los alojamientos en Airbnb fueron aptos para familias. De media, las familias ahorraron un 30% al reservar en la plataforma frente a un hotel, y la mayoría de los alojamientos familiares ofrecieron dos dormitorios (88%), espacio exterior (70%) y comodidades como tronas (58%), cunas (66%) o lavadoras (99%).
Los destinos más familiares en España, según las reservas en la plataforma, fueron La Oliva, Toledo, Santanyí, Alcudia, Santa Pola, Níjar, Monachil, Felanitx, Denia y Alcalá de Xivert.