En concreto, el estudio muestra que en 2023 el endurecimiento de las condiciones crediticias y la elevada inflación lastraron los ingresos reales de los hogares en la mayor parte del mundo y aunque la demanda de alimentos y bebidas es más inelástica que la de otros bienes de consumo ésta se redujo.
La aseguradora de crédito destaca el alto nivel de incertidumbre de las previsiones sobre el precio de los alimentos, que dependen en gran medida de las cambiantes condiciones meteorológicas y las tensiones geopolíticas, siendo el escenario principal el de una ligera disminución global de los mismos.
Sin embargo, una escalada de las guerras en Ucrania u Oriente Medio podrían provocar un nuevo repunte de la inflación alimentaria, mientras que otro riesgo clave se refiere al impacto de El Niño, que podría perturbar el suministro mundial de alimentos, presionando al alza los precios.
En Europa Occidental, la inflación de los productos básicos agrícolas aumentó bruscamente en 2022 y 2023 por las interrupciones de la cadena de suministro, la guerra en Ucrania y el aumento de los gastos de logística y fertilizantes. Los precios de la energía afectaron significativamente a los costes de los procesos de refrigeración, transformación y transporte del sector. Sin embargo, la riqueza relativa de sus países, junto con la necesidad esencial de alimentos, contribuyó a paliar cualquier impacto grave en las ventas causado por la disminución de los ingresos de los hogares.
El informe señala que el actual proceso de desinflación de los alimentos en Europa continuará en 2024. Sin embargo, a pesar de su reciente disminución, los precios todavía se mantienen por encima de los niveles prepandémicos, ya que los factores que presionan actualmente los costes en el sector son el precio de la energía, el transporte, la mano de obra y los tipos de interés.
En este contexto, se espera que la producción de alimentos en Europa crezca un 1,4% en 2024 y un 1,5% en 2025, mientras que advierte que las condiciones meteorológicas adversas, como las olas de calor que afectaron el sur de Europa en 2023, son un riesgo significativo para la producción y la evolución de los precios.
El informe señala que las principales fortalezas del sector son el carácter esencial de los alimentos y su demanda inelástica, que cuenta con palancas de crecimiento como el auge de los mercados emergentes, donde el aumento de renta disponible se traduce en un crecimiento de los bienes de mayor valor añadido, mientras que entre las debilidades están los márgenes de beneficio, estructuralmente estrechos y bajo presión, el impacto de las plagas y la meteorología adversa, entre otros.