El anuncio de BBVA surge en un contexto donde el informe reciente de Moody's sobre la banca española ha destacado la notable concentración en la gestión de depósitos por parte de unos pocos bancos. CaixaBank lidera este segmento, seguido de cerca por Santander, BBVA y Banco Sabadell. Estas cuatro entidades controlan conjuntamente el 67% del mercado de depósitos en España.
Esta alta concentración se refleja también en otros aspectos del negocio bancario, como en la gestión de activos, donde las mismas cuatro entidades son las más grandes del país y controlan el 60% del total. La situación se repite en muchos otros sectores, lo que evidencia una preocupante tendencia hacia la falta de competencia en el sector bancario español.
Jordi Solé Tuyá, director ejecutivo de Kreedit, realiza el siguiente análisis y valoración sobre la hipotética fusión entre entidades:
“Tanto BBVA como Banco Sabadell tienen una importante cuota de mercado en cuanto a la financiación que tienen concedida a las pymes. Una hipotética fusión entre ambas provocaría reducciones de los límites de financiación que, actualmente, tienen las empresas con ambas entidades.”
“Es decir, después de la fusión, en la primera renovación de las líneas de circulante que se produjera, las empresas verían cómo la entidad resultante de la fusión (probablemente, BBVA) no mantendría el total de riesgo que antes tenían las dos entidades conjuntamente. De forma que las empresas deberían hacer frente a una amortización importante de su deuda, únicamente por dicha circunstancia ajena a las mismas, y ello en un contexto en que ya están haciendo frente a una fuerte devolución de los préstamos ICO.”
“Esto es algo que conocen bien las pymes, ya que viene sucediendo desde 2010 con las fusiones en las que han participado desde entonces muchas entidades ya desaparecidas (Banesto, Banco Popular, cajas de ahorros, Bankia, Liberbank, Targobank, etc.).”
Algo, si cabe, todavía más relevante es la tendencia de esta industria hacia un oligopolio. La poca competencia entre operadores va en detrimento de las pymes, que se ven sin alternativas y donde los operadores bancarios ejercen un poder de negociación absoluto, precisamente por el hecho de no tener competencia.
“En España, esta falta de competencia se ha puesto de manifiesto en los últimos dos años, en los cuales la banca no ha remunerado los depósitos como sí lo hacían los bancos en el resto de Europa. Ello, en perjuicio de los consumidores ahorradores”.