La pequeña de las Pitiusas es un regalo bien envuelto que al abrirlo estas fechas nos puede dejar con la boca abierta. Dejarse enganchar por una isla donde el tiempo fluye de otra manera y las prisas y ajetreos propios de la época navideña no son tales. Una tarde tranquila de diciembre puedes pasear con tu pareja o con tus hijos y visitar el mercadillo de San Francesc, del 1 de diciembre al 7 de enero. En él podremos encontrar las mejores muestras de artesanía y alimentación local, en un entorno emblemático, junto a la iglesia-fortaleza. Este mercado se convierte en el centro de la vida social de la isla durante las fiestas, y además suele haber algunos conciertos que animan el ambiente e invitan a pasar un rato agradable en la plaza.
Como la Navidad es una fecha donde manda la ilusión y la inocencia, no podían faltar opciones para los más pequeños de la casa. Por eso Formentera cuenta con Mininadal, la caseta nadalenca, con talleres infantiles desde el 1 de diciembre al 4 de enero. Juegos, talleres y espectáculos para que los niños jueguen, aprendan y vivan su época del año favorita de una forma lúdica y divertida.
Un poquito antes, grandes y pequeños tienen una oportunidad única de conocer la historia de los antepasados de la isla a través de sus juegos. Hasta el 22 de diciembre se puede visitar la exposición ‘Jugando como nuestros antepasados’ en el faro de La Mola. Una ocasión excepcional de mostrar a las nuevas generaciones cómo era el ocio de sus abuelos en una exposición emocional y llena de nostalgia.
Siempre hay espacio para la tradición. Formentera vive con orgullo sus costumbres y tradiciones. En Navidad no pueden faltar las misas con caramelles, unos cánticos populares de la isla que se remontan a la Edad Media y que son Bien de Interés Cultural desde 2005.
Una recomendación. No encontrarás mejor manera de despedir este 2023 y dar la bienvenida al 2024 que hacerlo en dos rincones icónicos. Además, los puedes repartir: un amanecer de cine en el faro de la Mola. Da igual que veas vídeos o fotos de la escena porque vivirlo en primera persona es espectacular.
La caída del sol, por otra parte, la puedes vivir en el Faro de Cap de Barbaria. Se produce como un estado de trance al ver los últimos rayos del astro rey descender por los acantilados hasta tocar el agua del mar y desvanecerse para dar paso a la noche. Sin duda un omento sublime que acrecentará tu experiencia y regalará otro recuerdo imborrable más a tu libro de viajes.
Ya lo sabes. Lo de blanca Navidad déjalo para el villancico. ¡La Navidad es azul Formentera!
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