El alcalde, Joan Ribó, ha explicado que “el Ayuntamiento no entra en los aspectos laborales o de negociación colectiva entre empresarios y trabajadores. Nosotros lo que nos preguntamos es: si se redujera la jornada, ¿cómo afectaría a la vida de la ciudad?”.
El alcalde se ha preguntado “cómo afectaría aspectos como la salud. Nos interesa saber cómo afectaría a las personas que están de baja, y que es un número muy alto en muchas empresas. Nos interesaría saber cómo afectaría a la conciliación familiar, como afectaría al bienestar de los trabajadores y trabajadoras, que muchas encuestas no son demasiados optimistas a ese nivel”. Joan Ribó ha añadido que “hay un segundo aspecto en lo referente al cambio climático.
El hecho de que haya un día menos a la semana donde la gente no tiene que ir a trabajar teóricamente parece que puede reducir la circulación de vehículos, reducir los gases de efecto invernadero, la contaminación del aire, el ruido, etc. Y hay un tercer aspecto, de carácter económico. Hay sectores empresariales que, en principio, se pueden ver beneficiados, como hostelería o restauración. Son aspectos que queremos ver”.
Ribó ha subrayado que “todo esto se analizará de dos maneras: con una encuesta de 2.000 o 2.200 personas. Será una encuesta potente, con un grado de validez muy elevado. Y una serie de factores que extraeremos de datos masivos de los indicadores que posee el Ayuntamiento. Esto lo estudiaremos y esperamos tener los resultados alrededor del 15 de julio”.
Programa piloto
En concreto, el programa piloto, que evaluará el centro municipal de innovación Las Naves, se planteará la afección de la jornada laboral de 32 horas semanales repartidas en cuatro días a partir del estudio de tres grandes ámbitos: la salud y el bienestar social, la emergencia climática y la economía. En este sentido, se analizarán cuestiones como los usos del tiempo, la conciliación de la vida laboral, la sensación de bienestar, el descanso, el impacto de la medida sobre los gases de efecto invernadero, la calidad del aire, el silencio, el consumo energético, el tráfico, la red pública de transporte, el turismo de interior, la hostelería, el comercio y las compras en comercios y tiendas, entre otras cuestiones. Las pruebas analíticas se acompañarán de entrevistas cualitativas y cuantitativas a agentes claves y, aleatoriamente, a una muestra significativa de residentes de la ciudad.
El objetivo final es obtener un informe de alcance europeo e internacional que evalúe el impacto de la jornada y las consecuencias personales, laborales y sociales que supone. València se une así a iniciativas parecidas que se han llevado a cabo en países como el Reino Unido, Lituania, Nueva Zelanda, Alemania, Suecia, Islandia, Portugal y Japón. La experiencia de València es, sin embargo, la primera que se realiza en una ciudad completa, por lo que tiene carácter innovador.
La experiencia de prueba, bajo el lema “Trabajar diferente. Vivir mejor. València lo pone a prueba”, finalizará el 7 de mayo.
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