No solo es una opinión del consumidor, existen diversos estudios que confirman que el consumo de estos dispositivos es menos dañino que el tabaco tradicional. Países como Reino Unido o Suecia, que han ofrecido opciones sustitutivas al tabaquismo como vapers o bolsas de nicotina a personas que quieran dejar el tabaco tradicional. “El cigarrillo electrónico es una herramienta perfectamente válida para abandonar el tabaquismo. Creemos que los vapers, con o sin nicotina, mejoran el día a día de los usuarios”, afirma Arturo Ribes, presidente de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV).
En los pasados meses se ha hecho pública la intención del Ministerio de Sanidad de prohibir los líquidos de sabores para vapers, a través del borrador al Real Decreto 579/2017, con el pretexto de reducir el tabaquismo en España o evitar que jóvenes y personas no fumadoras se sientan atraídas a este producto. Esta iniciativa va en contra del criterio de la UPEV, que considera una opción más efectiva es la limitación de ventas para un sector de pymes, lo que acabaría con su venta libre. Los datos de este estudio desmienten las afirmaciones del Ministerio: el 77,5 % de los vapeadores ya consumían tabaco tradicional antes de vapear.
En este sentido, los sabores frutales han ayudado al 71 % de los vapeadores a dejar el tabaquismo o reducir considerablemente su consumo y son, de hecho, los más adquiridos por el consumidor (el 62 % utiliza sabores frutales en su consumo diario). “Prohibir todos los saborizantes a excepción del sabor tabaco es contraproducente; es difícil que una persona que huye del tabaquismo desee seguir teniendo ese sabor en su boca a la hora de escapar de una opción más dañina y perjudicial para su salud”, recalca José Luis Rojo, director de investigación de Sigma Dos.
Preguntados los propios consumidores por cómo enfrentará esta prohibición, tres de cada cuatro la rechazan, y el 42,5 % afirma que buscaría otras vías de obtener estos líquidos, lo generaría un incremento del mercado ilegal y el estraperlo de saborizantes, ajenos al control de las autoridades sanitarias que actualmente vigilan y regulan la comercialización de estos productos.
UPEV prosigue con su demanda al Gobierno de España de regular los puntos de venta de los vapers, principalmente desechables, que es el principal punto de atracción a los jóvenes. Restringiendo la venta a tiendas especializadas y estancos (12.000 en España) se reduciría el acceso a estos productos a menores de edad, requerimiento compartido con la mayoría de los usuarios (64 %). En este sentido, nueve de cada diez se decantan por los dispositivos recargables y la casi totalidad (97,7 %) los adquieren en tiendas especializadas.
“El foco no debe ponerse en la prohibición a los líquidos de sabores o en entorpecer la actividad de nuestro sector, que respeta la normativa de venta a mayores de edad y los productos pasan todo tipo de controles para poder ser consumidos. El problema es la desregulación en los vapers desechables y sus puntos de venta, mayormente importados fuera de la Unión Europea y accesibles a menores de edad en cualquier tienda de alimentación, bazar, bares u otros espacios. Eso sí que va en contra de la salud pública”, prosigue Ribes.
Este estudio dibuja el perfil del vapeador mayoritario en España: hombre de entre 26 y 44 años, con estudios secundarios o superiores y exfumador de tabaco tradicional. Se trata de personas que vapean a diario por más de tres años y que utilizan vapers recargables con sabores frutales adquiridos en una tienda especializada. “A través de estos datos, respaldados por nuestra encuesta, aportamos una visión sobre los hábitos de consumo y motivaciones de este colectivo, contribuyendo al debate público”, concluye Rosa Díaz, directora general de Sigma Dos.
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