Un grupo de artistas locales e interioristas han sido los responsables de dar nueva vida a objetos industriales. Este nuevo proyecto de Grupo Mercabanyal acoge las nuevas apuestas de reconocidos hosteleros del barrio del Cabanyal: Tonyina Barra, Aldeaneta y Pescados Bianca.
La oferta gastronómica se completa con Jenkin’s, Michigan Detroit Pizza y Sibarita, junto con un bar estilo ultramarinos y una cafetería.
Mercader descubrió finalmente su secreto. El cuidadoso proyecto de recuperación patrimonial y rehabilitación llevado a cabo durante más de un año sobre la antigua Tonelería Soler del barrio de El Cabanyal ha dado lugar a un espacio de hostelería y ocio único en la ciudad, que permitirá al público disfrutar por primera vez de un icónico ejemplo de arquitectura industrial de principios de siglo XX que nunca antes se había abierto a la ciudadanía.
A partir del viernes 26 de mayo, los valencianos y visitantes de la ciudad podrán acceder a este singular mercado, situado en el último tramo de la Avenida Blasco Ibáñez, justo en el arco de entrada al barrio de El Cabanyal. Dotado con cafetería, distintos servicios de barra y venta directa, además de un restaurante, Mercader cuenta con una oferta gastronómica amplia en la que caben propuestas populares y desenfadadas, pero también otras más sofisticadas, como carnes selectas y cortes difíciles de encontrar en otros espacios de la ciudad.
Los sabores de Mercader y el primer sistema refill de Cerveza El Águila de España
Con el apoyo de Cerveza El Águila, Mercader reúne en un mismo espacio las nuevas apuestas de reconocidos hosteleros valencianos que han desarrollado conceptos específicos para esta ilusionante aventura. De la mano de Román Navarro, Mercader presenta Tonyina Barra, una parada de tapas de autor con producto de temporada, mientras que Alfonso García, de La Aldeana 1927 y Malarmat, ha creado Aldeaneta, donde se podrán almorzar bocadillos con sello de la terreta. Otros compañeros de viaje de Mercader son Pescados Bianca -familia que lleva cuatro generaciones ofreciendo el mejor producto del mar que se puede encontrar en el Mercado del Cabanyal-; la empresa valenciana Jenkin’s, que gestionará el restaurante Taller de carnes; Michigan Detroit Pizza, empresa de nuevo cuño que traerá por primera vez a la Comunitat Valenciana una peculiar versión de las pizzas americanas, y Sibarita, conocidos por sus tortillas y croquetas caseras elaboradas al momento.
En Mercader se ha instalado un sistema para servir cerveza El Águila Dorada recién salida del tanque. Se trata de una cerveza fresca que llega a Mercader directamente desde la fábrica, sin romper la cadena de frío, y se sirve al cliente desde uno de los cuatro tanques situados en el altillo del Mercado de Cocinas. Este tipo de cerveza es más suave en boca y presenta mayor aroma y sabor.
Además, Mercader será el primer punto de venta en España que pone en marcha el sistema de Refill de Cerveza El Águila, cuyo objetivo es trasladar la experiencia de la cerveza de barril al formato de botella para compartir. Así, los clientes de Mercader podrán pedir que su cerveza se sirva de la forma convencional -en vaso-, o en una de las botellas de litro personalizadas por Cerveza El Águila para Mercader, acompañadas de un cajón con vasos para compartir con sus acompañantes.
Apuesta por el patrimonio: dejar ver, en lugar de ocultar
Mercader quiere ser algo más que un espacio gastronómico. Desde los inicios del proyecto, Jose Miralles y Hugo Sánchez Cerverón, propietarios de Grupo Mercabanyal e impulsores a su vez de Mercabañal, Marino Jazz y el Merendero de La Patacona, tuvieron claro que la intervención sobre este conjunto arquitectónico, situado en el número 16 de la calle Joan Mercader, debía mostrar, reinterpretar y poner en valor las huellas de su pasado, en lugar de ocultarlas.
Los valores con los que han trabajado conjuntamente el estudio AX Arquitectura y el equipo de diseño de Grupo Mercabanyal se resumen en la premisa “restaurar, recuperar y reutilizar”.
Al traspasar la puerta de entrada, el visitante se adentra en un lugar pintoresco de suelo adoquinado que recuerda a las calles de un pequeño pueblo centenario. Mercader está integrado por distintos espacios conectados entre sí a través de un patio y un jardín trasero. Allí el público tiene a su disposición distintas opciones de acomodamiento en mesas, barras, contrabarras y gradas donde disfrutar de sus consumiciones bajo techo, al sol o en semisombra.
Además de La Oficina -pequeño ultramarinos que debe su nombre a su antigua función como despacho del señor Soler-, el conjunto arquitectónico está integrado por dos naves longitudinales: el Mercado de Cocinas, donde se encuentran las paradas gastronómicas, y El Taller, que da cobijo a la cafetería y al restaurante de carnes.
Separado apenas unos metros de la antigua fábrica de El Águila, este enclave arquitectónico de cerca de 900 metros cuadrados de superficie se dedicó entre 1930 y la década de los noventa a la fabricación de toneles para el envase y transporte de bebidas. En este sentido, al valor patrimonial del edificio se le suma el interés etnográfico, puesto que sus instalaciones albergan numerosos elementos decorativos y de maquinaria como testimonio excepcional de la tradición industrial valenciana.
El proyecto de rehabilitación llevado a cabo ha puesto especial énfasis en la restauración y reutilización de las estructuras originales y algunas piezas de mobiliario que permanecían intactas tras décadas de abandono. Se ha respetado gran parte de la mampostería y la carpintería original, y se le han dado nuevos usos a algunas de las máquinas que se utilizaban para el ensamblaje de toneles. Además, podemos ver la obra de diferentes artistas locales que han realizado para Mercader piezas ornamentales y de iluminación a partir de materiales de desecho.
Mercader rinde homenaje al patrimonio industrial valenciano acompañando la belleza rústica de los flejes, las soldaduras y las oxidaciones de la vieja tonelería con la comodidad y la frescura del diseño contemporáneo -presente, por ejemplo, en el mobiliario de Francesc Rifé– y los materiales nobles como el mármol y la madera maciza. Una apuesta respetuosa por la revitalización de un barrio genuino y lleno de personalidad.
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