En el encuentro, expertos, perfumistas y científicos han defendido la importancia socioeconómica de estos cultivos y plantaciones tan relevantes entre las que se encuentra el limón de Levante y Murcia, la lavanda de Castilla-La Mancha y Castilla y León o la jara de Andalucía, cuya subsistencia supone un impacto positivo en las zonas rurales de la España despoblada, ya que permite a la industria utilizar estas materias primas para los ingredientes naturales de perfumes y cosméticos.
Durante la presentación del evento, Val Díez, directora general de Stanpa y vicepresidenta de la Academia del Perfume, ha destacado la labor de los agricultores como pieza clave en el desarrollo y producción de los aceites esenciales: “el impacto positivo de las esencias va mucho más allá de las empresas que lo producen, la cadena de valor va desde el trabajador del campo a nuestros hogares”.
Líder mundial en producción de romero y tomillo
España es líder mundial en la producción de romero (Rosmarinus Officinalis) y de tomillo (Thymus Zigis). Su producción de gran calidad proviene principalmente de la limpieza de montes y de la recolecta silvestre, más que del cultivado, y emplea a muchos temporeros desde los meses de abril hasta noviembre ya que son las épocas de mayor producción.
La superficie de producción de plantas aromáticas ha crecido un 35% en el último año continuando su tendencia alcista desde 2018 con un total de 18.000 hectáreas cultivadas. En 2022 se exportaron cerca de 7.000 toneladas de aceites esenciales de aromáticos a Francia (13%), Italia (12%), Alemania (10%) y Reino Unido (7%). De éstas, el 15% representa los aceites puros (no sintéticos). A su vez, se importaron 7.200 toneladas de países como China (18%), Brasil (17%), Francia (11%), Indonesia (9%) o India (9%).
Las plantas aromáticas son más productivas que los cereales y, al ser de secano, no requieren regado. En su cultivo tampoco se emplean pesticidas ni fertilizantes. Se trata de plantas autóctonas que contribuyen a la biodiversidad, destacando su importancia para las abejas.
España es también un gran productor de lavandas. A lo largo de toda la península existen campos de lavandines y de lavanda, que son destilados al final del verano. Las principales variedades de lavandín son el Super y el Abrialis, pero hay muchos otros genotipos adaptados a nuestra tierra. Son cultivos con grandes extensiones, bien organizados y mecanizados, y puede competir con los grandes productores mundiales como Francia y Bulgaria.
Estas tres aromáticas son las de mayor producción y comercialización, pero España cuenta también con muchas otras variedades que son muy apreciadas y que contribuyen a ampliar la paleta de perfumistas y aromistas en un sentido muy positivo. Entre ellas, cabe destacar la Mejorana, el Hinojo, el Hisopo, el Ciprés, el Cade o la Salvia.
Juliana Navarro Rocha, Investigadora del Departamento de Ciencia Vegetal del CITA, ha realizado una radiografía de las aromáticas en España: “el sector productivo está creciendo gracias al aumento de demanda de la industria de estos ingredientes y sus características endógenas que las hacen muy competitivas en los mercados internacionales. Este sector productivo está favoreciendo las oportunidades laborales y de desarrollo en zonas de la España despoblada, generando un impacto positivo para fijar población en estas zonas.
Producción de aceite de limón y jara
España es el segundo país productor mundial tanto de limón como de su aceite esencial con una producción de hasta 1.400 toneladas y genera cerca de 23.000 empleos directos en el medio rural, soportados en más de un 50% por mujeres. Además, cuenta con una variedad única en el mundo, la Verna, con importante valor emergente para la perfumería junto a la variedad Fino.
La producción de limón ocupa 50.400 hectáreas en España y los quince millones de árboles de limón que existen actualmente gracias a estas plantaciones captan más de 300 toneladas de CO2 al año.
Según un estudio cartográfico dentro del proyecto BeonNat, se estima que la jara ocupa una superficie de unos 2,1 millones de hectáreas en toda la península, del que solo un 4% es actualmente aprovechado para la cosecha, ya que depende de factores como la edad de la planta, la calidad de los terrenos y la accesibilidad a los mismos.
La variedad de jara utilizada en perfumería es el Cistus Ladanifer o jara pringosa, de la que se utilizan la resina y las ramas. Actualmente, su recolección se centra en Huelva, Sevilla, Extremadura, Centro peninsular, y la industria procesadora en Huelva y Sevilla.
Nuria Cruelles, perfumista de Loewe y Académica de Número de la Academia del Perfume Sillón Narciso ha ensalzado las propiedades únicas de la jara para la perfumería “es un ingrediente que crece salvaje y difícil de dominar, pero tiene una gran riqueza y complejidad, aporta diferentes matices olfativos y es un ingrediente autóctono con siglos de historia, es tan especial que la he elegido como protagonista de mis futuras creaciones”.